Los huaicos también traen votos, por Pedro Ortiz Bisso
Los huaicos también traen votos, por Pedro Ortiz Bisso
Pedro Ortiz Bisso

Una persona decide pararse en medio de una vía rápida en plena hora punta. Uno o dos autos logran eludirla, pero luego otros la atropellan. Días después, luego de recuperarse en el hospital, esa persona vuelve a colocarse en el mismo lugar, en idénticas circunstancias. ¿Qué creen que pasará?

Desde hace décadas en Chosica se convive con la muerte. El grueso de su población vive sobre quebradas, es decir, en la ruta de los huaicos que con mayor o menor intensidad se repiten todos los veranos. En los últimos 20 años han ocurrido al menos una veintena de ellos y cientos de familias se han visto afectadas. Si hablamos de muertos, desde el 2012 hasta la fecha ya suman 10 y los heridos rondan el medio centenar. Sin embargo, los mismos que lloraron a sus fallecidos volvieron al lugar donde perdieron todo. Y sobre las piedras y los recuerdos amargos, reconstruyeron sus hogares. Llámele desesperación, pobreza, pero también irresponsabilidad. Todo eso ha hecho que vuelvan a colocarse en medio de la vía, hasta que los vuelvan a atropellar.

Esta sucesión de desastres naturales tampoco ha alejado a invasores y traficantes de terrenos, que siguen apostándose sobre suelos peligrosos. En febrero, tras el primer huaico grande de la temporada, aquí recordamos cómo una mujer decía haber comprado un lote en una quebrada luego de que el vendedor, como si tuviera algún control mágico sobre la naturaleza, le prometiera que no iba a caer un huaico más en la zona.

La otra parte de esta historia tantas veces repetida es el papel de las autoridades. Ex miembro de Acción Popular, Somos Perú y Unidad Nacional, y ahora de Solidaridad, Luis Bueno es el reelegido alcalde de Chosica. Ostenta el cargo –salvo por una breve interrupción – desde 1993. Como recordaba el analista José Alejandro Godoy, pese al innegable peligro en que vive la población que gobierna, el plan con el que ganó las elecciones no dedica una sola frase a la prevención de desastres. 

Con el alcalde Castañeda las cosas tampoco mejoran. En su plan de gobierno apenas hay un par de líneas sobre el tema. Ahí señala como una acción estratégica la “mitigación de riesgos en los asentamientos humanos ubicados en zonas de riesgo” y la realización de “eventos de capacitación con ese fin a los asentamientos humanos que lo requieran”. La noche del martes, el presidente Ollanta Humala apareció en la zona del desastre y tras declarar en emergencia Chosica, anunció que 153 familias serán reubicadas. Es decir, el parchecito de rigor.

Sí, es un parche porque lo que se necesita es una visión integral en donde prime la prevención. Y para ello se requiere autoridad. 

El tráfico de terrenos y la ocupación de zonas peligrosas mantienen su vigoroso estado de salud, no solo porque las leyes son laxas, sino también porque a los alcaldes y al gobierno no les interesa ponerles freno. ¿Por qué? Estas poblaciones son un apetecible bolsón de votos que se consiguen a cambio de luz, agua, pistas y veredas.

Persecución a los invasores? ¿Desalojos? ¿Prevención de riesgos? La historia de esta tragedia aún no tiene un capítulo final.

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